La revolución de Internet y la irrupción de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) han provocado grandes transformaciones en sectores como el de la banca, el del ocio y el del gran consumo y ha dejado a otros, como el de la Sanidad, a las puertas de una importante “revolución”. Hemos cambiado nuestro modo de comprar un billete de avión, o de consultar nuestras cuentas bancarias pero seguimos yendo al médico del mismo modo que lo hacíamos hace 20 años.
Tenemos más y mejores tratamientos y la tecnología está cada vez más presente en las consultas, pero todavía no hemos dado el paso definitivo que cambie la relación paciente – profesional sanitario, el seguimiento y las pautas de tratamiento. Estamos iniciándonos en la Salud Digital, también conocida como eSalud o eHealth.
La paradoja del asunto radica en que la tecnología necesaria para esta “revolución” ya la tenemos, y el problema, o la solución, está en cómo converjan tecnología y sanidad para que realmente podamos incorporar esa “e” -por electrónica- a la palabra salud.
Estos son en mi opinión, los diez retos que presenta la entrada de la tecnología en nuestro Sistema Nacional de Salud:
- Big Data. Capacidad de almacenar, clasificar y gestionar gran cantidad de datos generados en intervenciones sanitarias, en investigación y/o asistencia y el sinfín de aplicaciones que de su uso se podrían derivar.
- Medicina personalizada, ahora de precisión. Debido al cada vez mayor conocimiento del genoma de los individuos y de las enfermedades estamos en condiciones históricas de cumplir el viejo aforismo de “no hay enfermedades, sino enfermos” y obtener diagnósticos más certeros y tratamientos más seguros y eficaces de las enfermedades más prevalentes, pero también de las denominadas raras.
- Inclusión en la sanidad pública y privada. Necesidad de que la implantación del eHealth o Salud Digital se realice en ambos sectores de un modo homogéneo, evitando disfunciones. La colaboración público-privada permite acelerar, como ya se ha conseguido en el caso de los medicamentos innovadores, la implantación de medidas y el acceso del paciente.
- Indicadores. Adaptación de los índices de calidad y eficiencia a resultados en salud, así como políticas de incentivos, sistemas de retribución… Optimizando los recursos, que son siempre limitados. Necesitamos registros de pacientes y proyecciones de Salud.
- Formación. Un nuevo conocimiento y unas nuevas herramientas en su aplicación exigen una adaptación a todos los niveles más rápida y profunda de lo que ha venido siendo hasta ahora. Currículo, más experiencia, más habilidades, liderando este cambio.
- Una red interconectada. Procurando así una equidad y transferencia de conocimiento entre profesionales y territorios. Conexión en tiempo real entre pacientes y/o ciudadanos y los profesionales sanitarios.
- Cronicidad y polimedicación. Afrontarlas desde la salud digital, informando mejor al paciente y “apoderándolo” de su propio cuidado, permitirá abordarlas de manera más eficaz, dando solución a muchos de los problemas derivados del envejecimiento de la población o el aumento de la esperanza de vida.
- Análisis del ahorro. Demostrando, con parámetros medibles los beneficios de la incorporación del uso de los nuevas tecnologías a los sistemas sanitarios.
- Adaptar la regulación. Las autoridades reguladoras y las agencias de evaluación necesitan continuar adaptando con mayor eficiencia y flexibilidad a los nuevos requerimientos, sus normativas, estrategias e indicadores.
- Redes Sociales. Mejorando y acercando, a través de la presencia de profesionales sanitarios en las redes sociales, la sanidad a los pacientes y/o ciudadanos. Obteniendo información muy valiosa para ambas partes, a través de una óptima comunicación bidireccional.
Que el cambio está llegando es indudable, los interrogantes los encontramos en el modo, la forma y el tiempo en que llegue esta transformación. En este punto, será de vital importancia la manera en que seamos capaces de afrontar los retos que nos presenta ¡YA! esta transformación y la medida en que seamos capaces de crear puentes que “conecten” – nunca mejor dicho – a pacientes, profesionales, proveedores y gestores en un paso que nos beneficia a todos.
Jaime gracias por tu visión!!! Quizá añadiría integrar la investigación e innovación y articular sistemas de reconocimiento y/o incentivacion. Temas viejos pero no resueltos.